Nada más lejos de los objetivos de este tema que
emprender un recorrido exhaustivo por las diferentes teorías del desarrollo. La literatura
al respecto, incluso en español, es amplia y al
final del tema se citan referencias recientes para
que el lector interesado pueda consultarlas. No obstante, si parece necesario exponer aquí el mapa
conceptual básico preciso para poder situar
los capítulos que siguen.
según Smith, la “mano invisible” del
mercado hace que cada agente económico, al perseguir su propio interés,
contribuya al interés general. Estas ideas, expuestas en los primeros capítulos
de su obra, son las más conocidas y se siguen debatiendo en nuestros días. Pero
Smith también argumentó a favor de la cooperación social, la educación, la
justicia, la paz, la autoestima o la libertad para las colonias, entre otros
temas. Estos otros aspectos de su pensamiento han sido poco reconocidos por sus
críticos y menos desarrollados por sus seguidores del siglo XX. El premio Nobel
Amartya Sen destaca estos y otros aspectos del pensamiento de Adam Smith e
ironiza con la aversión de
muchos lectores de Smith ha
aventurarse más allá de las páginas de La Riqueza... en que se describe
el funcionamiento de la mano invisible
Smith y sus discípulos del siglo XIX,
los economistas clásicos (los más conocidos son Ricardo y John Stuart Mill),
eran menos economicistas que los economistas actuales. Eran conscientes de que
el progreso de las sociedades no se veía determinado exclusivamente por el vector
económico. Smith afirma, en una conocida sentencia, que “poco más se requiere
para
llevar a un Estado desde el más bajo
grado de primitivismo al más alto grado de opulencia que paz, impuestos
reducidos y una administración tolerable de justicia” (el énfasis es nuestro:
para muchos países en desarrollo ese ‘poco más’ representa una tarea ímproba).
La enumeración de Smith y los economistas clásicos amplía las fronteras que
separan a países ricos y pobres a las cuestiones políticas e institucionales.
Sólo recientemente se ha recogido este ‘guante invisible’ del legado de Adam
Smith y el resto de los economistas clásicos, que nosotros abordaremos en un
apartado posterior.
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